Declarar es decir o expresarse públicamente o ante un juez
respecto a algún tema en particular, es la afirmación de un hecho o situación,
de aquello que se conoce y que, al menos quien declara, tiene por cierto.
Básicamente, declarar implica hacer uso del don del habla en forma personal, en
presencia de, en vivo y en directo, cara a cara, por lo que mal se le podría llamar
“declarar” a lo que está filmado o grabado (más allá de que se pueda grabar una
declaración), en otras palabras, se requiere estar vivo para declarar. La
mayoría de las veces, al menos.
El pálido sujeto se deslizó hacia dentro abriendo la puerta
e invitándonos a pasar con un gesto de su mano derecha. Caminamos por un
pasillo oscuro y sin ventanas, el olor era insoportable y casi no podía
respirar, pero lo peor era el frío, hacía mucho frío en ese lugar. Mi primo
tomó del bolsillo interno de su abrigo un pañuelo y me lo ofreció, este pedazo
de trapo estaba embebido de colonia, una fragancia penetrante. Nicolás al ver mi
cara de desconcierto me mostró con su otra mano que traía otro pañuelo y un
frasco.
- Lo vas a necesitar,
primo.- Dijo Nicolás lo suficientemente alto como para llegar a los oídos del
pálido sujeto que caminaba unos pasos delante de nosotros. No lo puedo asegurar,
pero juraría que se le dibujó una sonrisa burlona en el rostro.
- ¿Qué pasó con tus
modales, Nic? Antes me presentabas a tus amigos.- Dijo nuestro guía sin
girarse siquiera.
- Lo siento, tienes
razón. Fran, él es mi primo, Agustín.-
- Es un gusto, Agustín.-
Dijo aquel escalofriante personaje levantando la mano en un gesto casi
despectivo y aún sin girarse. Detesto cuando las personas no te dedican siquiera
una mirada.
Antes de que pudiera contestar algo, Nicolás continuó
diciendo:
- Agus, él es Franco,
el médico a cargo de la morgue de este hospital.-
- Es un placer
conocerlo, doctor.- Contesté automáticamente.
Cuando ingresamos en la morgue el olor se hizo insostenible
e inmediatamente tomé el pañuelo que me había facilitado mi primo y lo llevé
hacia mi cara para cubrir mi nariz y mi boca. Nicolás había hecho lo mismo.
Había seis cadáveres sobre la mesa y tenía el presentimiento de que, si no
surgía algo nuevo, en seis días habría uno más.
- Franco es quien se
encargó de los hacer los informes médicos y las fotos con las que nos estuvimos
manejando. Analizando las fotos noté algo que me llamó la atención y entonces
me comuniqué con Franco, un amigo que me ayudó mucho hace 7 años atrás, para
que nos dejara echarles un vistazo en persona. Esta es la pieza que nos faltaba
en cada escena, o al menos eso espero.- Mi primo decía esto con un tono
informativo, casi como una introducción para lo que sea que fuera a suceder en
ese lugar.
En parte me tranquilizó que Nicolás manifestara haber
descubierto algo nuevo y que estuviéramos avanzando. Y en parte me preocupó
saber que habíamos tenido colaboradores hace 7 años, o mejor dicho, que él
había tenido colaboradores. No entiendo qué motivos pudo haber tenido mi primo
para ocultármelo, pero me molestó saber que así fue.
Nicolás tomó la mano de uno de los cadáveres y la
inspeccionaba con atención, mientras Franco zigzagueaba entre las mesas como si
recorriera un campo de flores. El lugar era escalofriante, el olor era
nauseabundo y ellos dos parecían estar en el patio de su casa.
- Fran, ¿estás seguro
de que entre las pertenencias no encontraste lo que te pedí? –
- No, Nic, ni un solo
anillo.-
- Justo como lo creí
– Nicolás se giró para mirarme y por primera vez desde que cruzamos la pesada
puerta de la morgue me dirigió la palabra. – Viendo las fotos noté que había una marca blanca en el dedo anular de
cada víctima. Dadas las características coincidentes en las escenas y el
detalle de los relojes, lo primero que pensé es que se estaba queriendo enviar
un mensaje, pero de ser así se hubiera buscado algo más evidente que un reloj
roto, la otra alternativa es pensar que todos los homicidios se realizaron
siguiendo un sistema, un proceso, y que de alguna forma están relacionados no
con alguien en particular, sino entre sí. No obstante, como vimos, nada tenían
en común los sujetos, por lo que tenía que encontrar algo que los relacionara,
algo más. Revisando las fotos noté las marcas blancas como las que dejan los
anillos cuando los usas durante mucho tiempo, hablé con Fran y descubrí que
todas las víctimas tenían las mismas marcas, pero entre las pertenencias no había
ningún anillo. Algo falta, algo que todas tienen en común y que, estoy seguro,
puede ser la pieza que nos falta en este rompecabezas.-
- Entiendo.- No
pude decir más. Mi cabeza aún estaba intentando asimilar todo lo que Nicolás me
acababa de decir.
O.O
ResponderEliminar¿Eran todos casados?
¿Amantes despechadas?
Chan!!
Qué bueno que volviste!!
En más de una ocasión se aclaró el estado civil de las víctimas. Las alianzas de matrimonio quedan descartadas.
ResponderEliminarEsta semana llega el próximo capítulo, a estar atentos.
Saludos.