Contra-tiempo pte.21 / La declaración de los muertos

Es común leer comparaciones hechas por grandes pensadores entre humanos y animales. “El hombre es un animal político”, “el hombre desciende del mono”, “el hombre es un animal racional”, “el hombre es un animal social”, etcétera. No obstante, nos distinguimos muchísimo de los animales en varios aspectos, prueba de ello es que las personas podemos pensar, aprender, poseemos conciencia, sentimientos, un lenguaje, la necesidad de relacionarse con el resto, de amar, de vivir en sociedad, tenemos la capacidad de organizarnos... y también nos es propia la crueldad, la ambición, la maldad, la capacidad y la tendencia a autodestruirnos, que no tienen los animales. Como humanos podemos comunicarnos entre nosotros de muchas maneras, no sólo verbalmente o por escrito, sino también físicamente por medio del llamado “lenguaje corporal”. Supongo que por eso conviene a los jueces tomar las declaraciones personalmente, para así leer “entre líneas”, es decir, más allá de lo que las palabras dicen.

Declarar es decir o expresarse públicamente o ante un juez respecto a algún tema en particular, es la afirmación de un hecho o situación, de aquello que se conoce y que, al menos quien declara, tiene por cierto. Básicamente, declarar implica hacer uso del don del habla en forma personal, en presencia de, en vivo y en directo, cara a cara, por lo que mal se le podría llamar “declarar” a lo que está filmado o grabado (más allá de que se pueda grabar una declaración), en otras palabras, se requiere estar vivo para declarar. La mayoría de las veces, al menos.

El pálido sujeto se deslizó hacia dentro abriendo la puerta e invitándonos a pasar con un gesto de su mano derecha. Caminamos por un pasillo oscuro y sin ventanas, el olor era insoportable y casi no podía respirar, pero lo peor era el frío, hacía mucho frío en ese lugar. Mi primo tomó del bolsillo interno de su abrigo un pañuelo y me lo ofreció, este pedazo de trapo estaba embebido de colonia, una fragancia penetrante. Nicolás al ver mi cara de desconcierto me mostró con su otra mano que traía otro pañuelo y un frasco.

- Lo vas a necesitar, primo.- Dijo Nicolás lo suficientemente alto como para llegar a los oídos del pálido sujeto que caminaba unos pasos delante de nosotros. No lo puedo asegurar, pero juraría que se le dibujó una sonrisa burlona en el rostro.

- ¿Qué pasó con tus modales, Nic? Antes me presentabas a tus amigos.- Dijo nuestro guía sin girarse siquiera.

- Lo siento, tienes razón. Fran, él es mi primo, Agustín.-

- Es un gusto, Agustín.- Dijo aquel escalofriante personaje levantando la mano en un gesto casi despectivo y aún sin girarse. Detesto cuando las personas no te dedican siquiera una mirada.

Antes de que pudiera contestar algo, Nicolás continuó diciendo:

- Agus, él es Franco, el médico a cargo de la morgue de este hospital.-
- Es un placer conocerlo, doctor.- Contesté automáticamente.

Cuando ingresamos en la morgue el olor se hizo insostenible e inmediatamente tomé el pañuelo que me había facilitado mi primo y lo llevé hacia mi cara para cubrir mi nariz y mi boca. Nicolás había hecho lo mismo. Había seis cadáveres sobre la mesa y tenía el presentimiento de que, si no surgía algo nuevo, en seis días habría uno más.

- Franco es quien se encargó de los hacer los informes médicos y las fotos con las que nos estuvimos manejando. Analizando las fotos noté algo que me llamó la atención y entonces me comuniqué con Franco, un amigo que me ayudó mucho hace 7 años atrás, para que nos dejara echarles un vistazo en persona. Esta es la pieza que nos faltaba en cada escena, o al menos eso espero.- Mi primo decía esto con un tono informativo, casi como una introducción para lo que sea que fuera a suceder en ese lugar.

En parte me tranquilizó que Nicolás manifestara haber descubierto algo nuevo y que estuviéramos avanzando. Y en parte me preocupó saber que habíamos tenido colaboradores hace 7 años, o mejor dicho, que él había tenido colaboradores. No entiendo qué motivos pudo haber tenido mi primo para ocultármelo, pero me molestó saber que así fue.

Nicolás tomó la mano de uno de los cadáveres y la inspeccionaba con atención, mientras Franco zigzagueaba entre las mesas como si recorriera un campo de flores. El lugar era escalofriante, el olor era nauseabundo y ellos dos parecían estar en el patio de su casa.

- Fran, ¿estás seguro de que entre las pertenencias no encontraste lo que te pedí?

- No, Nic, ni un solo anillo.-

- Justo como lo creí – Nicolás se giró para mirarme y por primera vez desde que cruzamos la pesada puerta de la morgue me dirigió la palabra. – Viendo las fotos noté que había una marca blanca en el dedo anular de cada víctima. Dadas las características coincidentes en las escenas y el detalle de los relojes, lo primero que pensé es que se estaba queriendo enviar un mensaje, pero de ser así se hubiera buscado algo más evidente que un reloj roto, la otra alternativa es pensar que todos los homicidios se realizaron siguiendo un sistema, un proceso, y que de alguna forma están relacionados no con alguien en particular, sino entre sí. No obstante, como vimos, nada tenían en común los sujetos, por lo que tenía que encontrar algo que los relacionara, algo más. Revisando las fotos noté las marcas blancas como las que dejan los anillos cuando los usas durante mucho tiempo, hablé con Fran y descubrí que todas las víctimas tenían las mismas marcas, pero entre las pertenencias no había ningún anillo. Algo falta, algo que todas tienen en común y que, estoy seguro, puede ser la pieza que nos falta en este rompecabezas.-

- Entiendo.- No pude decir más. Mi cabeza aún estaba intentando asimilar todo lo que Nicolás me acababa de decir.

- Seguro lo sabes mejor que nadie, primo, los abogados suelen decir que hay que esperar a que el cadáver declare, es decir, ellos esperan hasta saber qué es lo que les puede decir el cuerpo sobre el hecho – Sonriente, casi emocionado y con tan solo dos dedos Nicolás ciñó la muñeca del occiso que tenía justo enfrente y la levantó logrando que la mano pendiera mostrándome la marca blanca que había dejado el enigmático anillo en el dedo anular. – Primo, tenemos frente a nosotros la declaración de los muertos.-

2 comentarios:

  1. O.O
    ¿Eran todos casados?
    ¿Amantes despechadas?

    Chan!!

    Qué bueno que volviste!!

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  2. En más de una ocasión se aclaró el estado civil de las víctimas. Las alianzas de matrimonio quedan descartadas.
    Esta semana llega el próximo capítulo, a estar atentos.
    Saludos.

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