Contra-tiempo pte.25 / Coincidencias

Nicolás abrió la puerta y el interior del locker se mostró frente a nosotros. Vacío. El dichoso locker estaba completamente vacío. Cientos de emociones me embargaban y un fuerte calor comenzaba a trepar por mi cuerpo y a quemarme, mi rostro enrojecía, era como si sintiera vergüenza pero más fuerte. Casi desencajado busqué los ojos de Nicolás y me encontré con su típica calma, hubiera jurado en ese preciso instante que él sabía que encontraríamos un locker vacío y limpio.

- ¿No vas a decir nada, primo? – Le pregunté un tanto irritado.

Nicolás se encogió de hombros alzando las palmas de sus manos al cielo y cerró los ojos.

- Cosas que pasan, Agus, quizás la propia víctima lo limpió antes de ser asesinado, quizás fue asesinado por su contenido, o quizás no es más que un simple locker sin importancia y estuvimos detrás de una tonta coincidencia.-

- O bien alguien lo vació antes de que nosotros llegáramos, que también pude ser una alternativa, ¿verdad?

- Como siempre, primo, todo es posible, pero no todo es probable.- Diciendo esto cerró el locker con llave y se guardó la llave en su bolsillo. Dándome la espalda se dirigió hacia la salida más cercana.

Exactamente a las 15:19 horas abandonábamos la estación terminal, no sin antes haber comprado un par de brownies para saciar la debilidad de mi primo por los sabores dulces.

Con Nicolás detrás del volante del Torino, nos dirigimos hasta la plaza donde encontraron el cadáver de Franco. El lugar estaba vallado y se veía bastante mal. Era más que evidente que los disparos fueron uno a uno mientras la gente intentaba huir. Realmente se trataba de un gran tirador, la precisión que tuvo al ejecutar cada disparo era admirable.

- Ese edificio en construcción es el lugar desde donde dispararon. Básicamente se trata de un lugar a cielo abierto, a una altura considerable y de fácil acceso para cualquiera - Dijo Nicolás, señalando un edificio a medio terminar que estaba justo enfrente de la plaza, como marcando el norte de ese enorme cuadrado devenido en escena del crimen.- Estoy seguro de que no encontraremos pista útil alguna en ese lugar.-

- La plaza ya fue barrida por la policía y los forenses, no sé qué esperas encontrar acá.-

- Aquello que ellos no supieron ver porque no sabían lo que sabemos nosotros. Espero encontrar un error de parte del asesino que la policía haya pasado por alto. Debemos aprovechar la ventaja de saber que el asesino estuvo en esta plaza para poder dejar el cuerpo de Franco y hacerlo parecer una víctima más.-

- Entiendo, entonces debemos buscar un punto ciego, un lugar donde cualquiera podría esconder un cadáver sin ser visto, y a la vez, el lugar ideal para que lo encuentren y lo consideren como uno más.-

- Eso o buscar la manera en la que, aún siendo visto, ante la inocente mirada de cualquier hijo de vecino, alguien pudiera dejar el cuerpo en la plaza.-

- Supongo que tendrás que explicarme eso, Nico.-

- Es simple, digamos que simuló estar ayudando a su amigo borracho, que lo ayudó a recostarse aquí, en el árbol, que tapó su cara con un sombrero y que fue a terminar con el resto de esta escena. Tendría que ser un árbol que esté próximo a su posición, un árbol desde el que pueda tener una vista apropiada para cuidar que nada suceda, quizás esperó hasta que hubiera más gente en la plaza. En la noche, oscuro y al resguardo de un árbol, nadie se acercaría a un borracho bajo estas condiciones. Si yo fuera el asesino, el lugar que buscaría sería ese.- Dijo Nicolás señalando un frondoso y antiguo árbol ubicado en el lateral norte de la plaza. Sus enormes raíces serían ideales para terminar de dar el aspecto que describió mi primo.

Nicolás se movía demasiado rápido y decidido por todo el lugar, como si supiera de antemano cada detalle de todo lo que allí ocurrió.

Caminamos hacia el árbol para poder examinarlo con más detenimiento. Con solo acercarnos unos pasos ya pudimos notar una mancha inusual en el tronco, mancha que al verla con más celo pudimos reconocer sin problemas, sin lugar a dudas, era sangre. No obstante, el detalle más significativo, es que parecía haber habido menos sangre de lo que uno esperaría considerando que allí estuvo apoyada la cabeza de un occiso muerto de un disparo en el ojo izquierdo.

Mi primo hincó sobre una de las raíces y miró con atención la mancha en la corteza. Desde allí, en esa incómoda posición, explicó:

- Fue justo aquí, pero no hay en la corteza ni un rasguño, es decir, que si hubiera muerto justo en este lugar y considerando que la bala atravesó su cabeza, debería estar la bala incrustada en el árbol y debería haber muchísima sangre - Nicolás enmudeció de golpe y se incorporó, giró sobre sí mismo lentamente, mirando, escudriñando (para mejor decir) la húmeda tierra que rodeaba al árbol. Hizo dos pasos hacia el norte y se arrodilló para tomar algo del suelo. Una colilla de cigarrillo. Tomó la colilla entre los negros dedos de su guante y la alzó como ofreciéndosela al sol para poder examinarla a contraluz - Esto no es posible....- Dijo casi en un susurro, como si se tratara de un secreto consigo mismo.

- ¿Qué cosa, primo?

- Nada. Acabo de toparme con una coincidencia, sólo eso. Ya no tenemos nada más que hacer aquí, quizás fue un error haber venido. Vamos a casa.- Nicolás arrojó despectivamente la colilla y, una vez más, me dio la espalda para dirigirse al auto.

Mi primo jamás creyó en las coincidencias y en un mismo día parecían ser la figurita repetida. La coexistencia en un mismo momento y lugar, en un mismo espacio y tiempo, la convivencia de ideas, conjeturas, cosas, hechos o personas en este mundo es algo posible. Que nos sucedan tan seguido, durante una misma investigación y que el único en percatarse sea mi primo, es posible, pero no probable. Esto va más allá de la casualidad.

En este punto ya no sé en qué creer. ¿Mi primo me guió al locker? ¿Él sabía que estaba vacío? ¿Cómo supo qué buscar alrededor del árbol? ¿Qué tiene de especial una colilla de cigarrillo, ESA colilla de cigarrillo en una sucia plaza?

Y entre tantas coincidencias y preguntas, las palabras de mi primo vuelven a sonar: “todo es posible, pero no todo es probable”.

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