Dicho esto, siendo consciente de la importancia que revisten
y yo que me había olvidado de la llave que tenía en el bolsillo derecho de mi
jean. No estaba muy seguro de haber comprendido por completo todas las
implicancias de las deducciones de Nicolás y era claro que esto estaba tomando
un grado de complejidad bastante mayor al esperado por ambos, pero aún rondaba
en mi cabeza la desconcertante reacción de mi primo cuando le mencioné que
estaba seguro de conocer la cerradura que se abriría ante esta llave. ¿Por qué
no quiso que se lo dijera? ¿Por qué quiso esperar? ¿Esto significaba que él ya
lo sabía, que ya conocía qué puerta abría esta llave? Quizás lo supo todo el
tiempo, desde que la encontró en aquel tétrico departamento, detrás de aquel
extraño dibujo, como si él mismo la hubiera escondido.
- De acuerdo, primo,
¿qué es lo que haremos ahora? - Le pregunté mientras llevaba mi mano a mi
bolsillo para tocar y sentir por fuera que la dichosa llave todavía se
encontraba ahí.
- Ahora debemos seguir
las pistas. La o las personas que buscamos se ven obligadas a improvisar y la
improvisación acarrea errores, sean fáciles de detectar o no, pero errores al
fin.-
- Cambiaste, primo,
hace un momento hablabas en singular y ahora pones dicha singularidad en duda.
¿Por qué? -
- Es que, para serte
sincero, estoy seguro de que los homicidios lo cometieron dos sujetos
distintos, pero tengo la sensación de que la masacre de la plaza estuvo en
manos de uno solo. Desgraciadamente no tengo más pistas como para definir a
quien buscamos ni cuántos son… En todo caso, ¿qué importancia tiene? Lo mejor
es no descartar nada y seguir investigando.-
- Bien entonces, ahora
que es momento de seguir pistas, quizás sería hora de que te muestre la puerta
que abre la llave que encontramos en la quinta escena.-
Nicolás me miró fijo a los ojos y asintió con la cabeza.
Luego cerró su laptop, bebió el último sorbo de café y, mientras me daba la
espalda para dirigirse a la cocina, dijo:
- Está bien, pero lo
haremos luego de almorzar. Ahora, si no te molesta, tengo que hacer unas
llamadas. Comemos a las 13 horas.-
Una vez más, Nico había hecho uso de su irritante capacidad
para desconcertarme.
Me dirigí al garage, destapé uno de los autos cubiertos y me
encontré con un hermoso Mitsubishi Lancer GT modelo 2010, otro de los favoritos
de mi primo. Tenía las llaves puestas, por lo que decidí dar una vuelta para
pensar mejor.
Yo sabía perfectamente qué puerta abría esa llave. Esa llave
abría uno de los lockers de la estación terminal, y lo supe cuando recordé mi
llegada a esa olvidada ciudad. Nico me pidió que viajara en micro, lo que me
extrañó demasiado, él no es de plantear complicaciones innecesarias. Ese día,
apenas arribé, me llamó para decirme que no vendría por mí y que nos
encontráramos esa misma noche en un triste bar perdido en esa melancólica
ciudad. Ese cambio de planes me obligó a adaptarme y a intentar matar el tiempo
en esa estación terminal… y a usar los lockers. La llave. Nicolás fue quién
hizo que utilizara el locker y su respectiva llave. Y evidentemente fue por
Nicolás que supe que la llave encontrada en el quinto escenario se corresponde
con uno de los lockers de la terminal.
¿Nicolás quiso que yo dedujera todo esto? ¿Él lo planeó
todo? ¿Por qué?
Conduje de regreso y a las 12:54 horas estaba descendiendo
del auto para reunirme con mi primo en el comedor. El almuerzo transcurrió en
un silencio digno de un cementerio en plena madrugada de invierno. Cuando
terminamos, Nicolás colocó sobre la mesa, justo frente a mí, las llaves… las
llaves del Torino.
- Agus, es tu turno de
conducir ¿Nos vamos? - En su voz y su rostro no pude distinguir sentimiento
alguno, era casi un autómata, como si no estuviera ahí, conmigo, en ese mismo
momento. Me desesperaba no poder leer sus gestos ni tener una aproximación a lo
que estaba pensando o sintiendo.
Tomé las llaves, me puse de pie, crucé mi mano por detrás de
él y lo palmeé en su costado.
- Vamos.- Dije con
mi mejor sonrisa y emprendiendo el camino hacia el garage.
Una vez en la estación terminal me dirigí, seguido por mi
primo, al lugar donde se encuentran los lockers. Mi corazón latía más rápido
que de costumbre, mi mano temblaba. Tomé la llave que aún cargaba en mi
bolsillo y noté que no tenía número. Sin ese dato no podría saber a qué
casillero pertenecía.
Me giré para mirar a Nicolás. Él, a su vez, me miraba
expectante, como esperando alguna reacción de mi parte. Volví a concentrarme en
los lockers. Comencé descartando lo que tenían la llave colgando y me dispuse a
probar los demás, uno a uno.
- Permiso, Agus.-
Dijo Nicolás tomando la llave de mi mano al adivinar qué es lo que haría. La
colocó directamente en el casillero número 12. La llave giró con total facilidad.
Nnnnooooooo!!!! Y ahí termina?? Qué había en el locker?!?!!??!
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