Contra-tiempo pte.14 / La silueta de un extraño

Generalmente lo primero que conocemos de las personas y de las cosas, son las siluetas. Una silueta es una vista o una proyección del contorno de cierto objeto que no nos permite dilucidar en su interior un rasgo definitivo, pero no obstante sabemos que los tiene, que esa sombra tiene masa, pertenece al perímetro de algo o alguien. Soy de los que piensa que las siluetas y las sombras son lo primero que conocemos de una persona, es lo primero que conservamos en nuestra mente sobre ella. Luego, con el tiempo, le vamos dando algunos rasgos, le damos una nariz, ojos, labios, con el tiempo le conocemos las sonrisas, los gestos, la voz… y terminamos convirtiendo esa silueta inicial en un espectro de nuestra versión sobre esa persona. Por cada persona que conocemos tenemos una versión mental de ella. Así, la idea, el espectro, la imagen, la silueta que yo tengo de Nicolás, no es la misma que tienen los demás. Las cualidades, las virtudes y los defectos, los rasgos que yo mismo le asigne a la silueta de mi primo, que yo mismo identifiqué en él a lo largo de estos años, seguramente son radicalmente distintos a los que Arcángel, por ejemplo, conoce de él. Es decir, el Nicolás que conoce Arcángel es distinto al Nicolás que conozco yo… y a la vez son el mismo.

El número tres es el número preferido de mi primo, es el número que a él más le gusta, su número de la suerte. El departamento de la víctima número tres era extraño, distinto al resto, si bien es cierto que no estaba poniendo toda mi atención en el lugar, era imposible obviar el aire que se respiraba ahí. Quizás en las diferencias que este lugar guardaba para con los demás hubiera algo que pudiéramos usar. Quizás el tres es definitivamente el número de la suerte.

El lugar estaba ligeramente desordenado, era pequeño, húmedo y oscuro. Un departamento con sólo tres ventanas, todas cubiertas con gruesas láminas de papel, a penas se divisaban algunas sombras detrás de los papeles, proyectadas por el sol de media tarde sobre las ventanas. Todo el lugar estaba cubierto por extraños dibujos, ecuaciones sin sentido y números sueltos. De hecho, los papeles que cubrían las ventanas eran una suerte de extensiones de las paredes que le regalaban más espacio para escribir. Todo ese caos de grafito y tinta me mareaba, y ya comenzaba a inquietarme un poco. Nicolás, en cambio, parecía comprender el hilo de tanto garabato y sonreía sin ningún disimulo, como si todo el lugar le revelara un gran secreto.

- ¡No hay tiempo, primo! - me dijo sonriendo ampliamente.- ¿Lo ves? Quiero saber qué opinas de este lugar, una vez más, dame tus impresiones.-

- La verdad es que me confunde un poco. No entiendo bien a este sujeto. Fue un simple empleado en un estudio contable que tenía un departamento abarrotado de libros, dibujos raros, números sueltos y ecuaciones, como si fuera un intelectual, un cerebrito, una rata de biblioteca. No veo fotos, su vajilla completa parece el arca de Noe porque consta de dos unidades de cada cosa, y considerando lo precavido que parece haber sido, supongo yo que el segundo juego es de repuesto. En conclusión, vivía solo, siempre vivió solo, no se relacionaba con nadie, llevaba una vida ermitaña, aburrida y dedicada a su intelecto. Nunca le hizo mal a nadie y dudo que le importara demasiado a alguien como para lo quisieran dañar. En definitiva, su homicidio debe haber sido un error, debe haber estado en el lugar y momento equivocado. El sujeto era una isla, una triste y solitaria isla.-

- Estás mal, primo, aquí no hay un solo número puesto al azar y su vida puede haber sido todo, menos aburrida. Definitivamente su homicidio no fue un error y el sujeto no era una isla. Creo que puede haberse mostrado ermitaño y que dedicara mucho a su intelecto, pero eso sólo lo hacía más peligroso; el saber tanto no puede ser saludable para nadie, tarde o temprano alguien va a creer que sabes demasiado.-

- ¿Y qué era lo que él sabía, Nic? -

- Eso no tiene importancia ahora, Agus, vas a tener que confiar en mí. Por lo pronto, apeguémonos a nuestra rutina, toma el reloj que tienes detrás, observa bien el lugar y vámonos a un bar, hay que hacer tiempo hasta que oscurezca para ir a la siguiente escena.-

Una vez más tenía que confiar en que mi primo sabía lo que hacía. Me di vuelta y, efectivamente, sobre una vieja y desvencijada biblioteca había un reloj roto marcando la misma hora que los demás. Lo tomé, lo embolsé y al girarme una vez más, vi a mi primo tomando cuatro o cinco libros, abriendo y cerrando algunos sobre una pequeña mesa para seguirlos sumando a la pila que tenía sobre su brazo izquierdo. En total fueron siete libros los que tomó. Noté también que había enrollado y guardado varias láminas, con un gesto de cabeza me indicó que las llevara por él.

18:03 horas estábamos tomando asiento en un bar a unas tres cuadras de la escena cuatro. Otra vez pedimos café y leímos algunos periódicos locales. Estuvimos aproximadamente una hora en el bar hasta que Nicolás decidió que sería bueno caminar un poco.

- Primo, vas a tener que relajarte un poco, hablemos de cualquier otra cosa como para no lucir tan sospechosos.-

- Nico, yo no creo que sea prudente relajarse, estamos muy cerca del cuarto escenario. Pero bien, si la idea es hablar de cualquier otra cosa, creo que es hora de que me cuentes tus planes de retiro. ¿Hace cuánto que estás pensando en eso? -

- La idea la tuve después de que terminamos “lo nuestro”, cuando todo esto se convirtió en algo que hacíamos bien, demasiado bien, y en el momento en el que lo convertimos en un trabajo más. En definitiva, lo decidí el día en el que esto dejó de ser personal y pasó a ser profesional. Siempre creí que habría un punto, un límite, una oportunidad para volver atrás.-

- ¿No tiene nada que ver con Noe? ¿Ella no influyó en nada? - aunque mi primo no lo diga, aún estoy seguro de que jamás le puso un punto final a su historia con Noelia. No es que hubiera una relación para terminar, una historia que olvidar o nada que se le parezca, él estuvo perdidamente enamorado de Noelia y ella ni siquiera notaba su presencia. Él sufrió mucho y, según me asegura, ya la olvidó.

- Noe es algo que pudo ser y no fue. Quizás hubiera sido un motivo para volver a empezar… si ella lo hubiera querido, claro. Tengo hambre, primo, comamos algo.- otra conversación terminada unilateralmente por Nicolás. Odio eso.

Cenamos, hablamos del clima, de cosas sin sentido, de que la idea de quitarse de encima al audi sólo nos dio un pequeño margen, puesto a que desinflar cubiertas en un lugar que tiene una gomería a pocos metros no es lo ideal, pero que en su momento fue una solución efectiva y sin cadáveres.

Nos dirigimos al último domicilio de la cuarta víctima. Todo estaba oscuro, muy oscuro, la luna arrojaba un poco de luz sobre una pequeña plaza y justo frente a ésta se encontraba el edificio al que nos dirigíamos.

Nos detuvimos, ambos vimos lo mismo. Todo estaba oscuro, pero la plateada luz de la luna fue suficiente para que pudiéramos divisar a unos 80 metros la silueta de un hombre. Un sujeto en el otro extremo de la plaza contemplaba el edificio al que nos dirigíamos. Ese sujeto, ese hombre, ese extraño esperaba a alguien, de eso estaba seguro. Algo en mí me decía que esa silueta nos estaba esperando.

1 comentario:

  1. Aaay, noooo!! Y me dejás la historia ahí!!
    Feo.. MUY FEO! Falta UNA SEMANA para el martes, ¿entendés? Una muy-completa-semana!

    Me encantó "no es lo idea, pero en su momento fue una solución rápida y sin cadáveres."
    Jaaaaa!

    Ok, ¿y entonces..?

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