Contra-tiempo pte.11 / Cambios

No somos nosotros los que decidimos ser quienes somos, son las decisiones que tomamos y las circunstancias en las que las tomamos que nos hacen ser nosotros, pero siempre podemos cambiar. Todo lo que necesitamos es hacer pesar nuestras decisiones más que las circunstancias que nos rodean, pero no es fácil, las circunstancias normalmente tienden a tomar decisiones por nosotros y ponernos en posiciones donde casi no nos queda opción alguna, así que dejamos que fluya, que todo lo que nos rodea nos lleve, hasta que abrimos los ojos y nos damos cuenta de que estamos parados donde, si hubiéramos podido elegir, no estaríamos. Cambiar, cuando se trata de transformar la naturaleza de una persona, es dar un vuelco, empezar una revolución en las costumbres de una persona para encarrilarla hacia un destino distinto. Pero hay destinos que no tienen vuelta atrás, hay destinos que te cierran las puertas que alguna vez se abrieron para darte una oportunidad, LA oportunidad, esa oportunidad que te permitiría elegir tu camino, que te permitiría elegir dónde estar, que te permitiría cambiar.

Dicen que el tren de las grandes oportunidades no pasa dos veces por la misma estación, pero que si pasa dos veces, seguramente pasará una tercera. Ojala.

Nicolás condujo por unos 20 minutos a gran velocidad, como para no perder la costumbre. Él siempre conduce muy rápido, según dice, es cosa de familia. Le creo. Durante todo el trayecto no cruzamos palabra alguna y dudo mucho que hiciera falta, una vez más, su rostro me lo decía todo. Sabía que nos estábamos involucrando en algo peligroso, pero lejos de verse preocupado se veía divertido, entretenido, como si estuviera esperando para subir a la mejor montaña rusa del mundo. Ya he visto esa expresión antes y nada bueno puede salir cuando hay tanto entusiasmo en competir, menos aún cuando se trata de poner en juego nuestra propia vida.

Mi primo se detuvo en una hermosa casa de fin de semana, rodeada de un terreno amplio y casi sin vecinos en varios kilómetros a la redonda. Me pidió que bajara del auto y que abriera la tranquera de la propiedad, avanzó unos metros tras cruzar la tranquera y me volví a subir. Condujo por un camino de piedras y tierra, custodiado por filas de jóvenes árboles a cada lado, hasta llegar a la puerta de la propiedad, la rodeó y haciendo click en un botón a la derecha del volante, se abrió un portón de apariencia rústica y el adoquinado portal se convertía una rampa de cemento que se perdía debajo de la casa. Las luces se encendieron, seguramente por sensores, y pude ver un importante garage estilo taller mecánico, había 5 vehículos cubiertos con fundas y 3 plazas vacías donde estacionar más autos, un lugar reservado para las herramientas y hasta una fosa. Claramente, a esto dedicó mi primo sus “vacaciones”.

Subimos cargados con los bolsos en un ascensor tipo montacargas, en el mismo estilo rústico que el resto de la casa. El ascensor se detuvo en una pequeña habitación sin muebles, sólo con 4 paredes y 2 puertas. Accedimos por la que teníamos frente a nosotros.

- Bienvenido, primo, a mi casa. La diseñé y la construí poco después de “ese” día. El amigo que nos prestó el galpón supervisó toda la obra mientras estuvimos en Turquía y se ocupó de que estuviera lista en muy poco tiempo. Necesitaba este lugar para mí, y me construí un pequeño galpón para colocar lo que quedó en la casa de mis padres. Luego, cuando volvimos de Italia y decidimos empezar nuestro “receso”, me ocupé de darme mis gustos y matar mi aburrimiento restaurando y preparando los autos que me gustan, por eso el improvisado taller que viste abajo.-

- ¿Así que todo esto es obra tuya?. Está muy bien. Es una casa grande y muy bien pensada, ¿planeabas tener muchas visitas o hacer algunas fiestas?.- Pregunté esbozando una leve sonrisa.

Mi primo siempre fue un sujeto carismático y que sabía divertirse, aunque no cesa de atribuirme esas mismas características y la de ser quién más éxito tiene con las mujeres. Sin embargo, fueron contadas las ocasiones que tuvimos de divertirnos cuando trabajamos en Europa, desde “ese” día, hace 7 años atrás, pocos motivos tuvimos para festejar. Los años y nuestro trabajo diluyeron muchas amistades, hicieron imposibles otras y nos enseñaron a estar solos. Las mujeres, los amores, por las mismas razones, pasaron con la velocidad de un rayo y el olvido nos duró lo mismo que un vaso de cerveza. En definitiva, mi pregunta era una broma, pues estaba conciente de que no podían ser esos los motivos que inspiraron una casa tan grande y con tantas habitaciones.

- Planeaba retirarme, Agus. Planeaba cambiar – Nicolás dibujó nostalgia, quizás tristeza, en su rostro. Caminó unos metros, se detuvo frente a una escalera no muy larga y, señalando hacia arriba, dijo:- Tu habitación es la primera puerta que ves ni bien terminas de subir las escaleras. A las 21 horas cenamos. Ponte cómodo, mañana comienza una semana bastante agitada.-

Quise decir algo. No pude. Mientras acomodaba mis cosas pensé en sus palabras “planeaba retirarme…. planeaba cambiar”.

2 comentarios:

  1. "planeaba cambiar" Ese asomo de chance de tener una vida normal, como viéndolo en una vidriera. Me puso re triste.

    Loco! Son dos chorros y ahí estoy queriendo que les vaya bien. jajaj, me re enganché con la historia!

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    1. "No somos nosotros los que decidimos ser quienes somos, son las decisiones que tomamos y las circunstancias en las que las tomamos que nos hacen ser nosotros (...), las circunstancias normalmente tienden a tomar decisiones por nosotros y ponernos en posiciones donde casi no nos queda opción alguna"
      Una vida "normal"... tu vida, mi vida, la vida de muchos.... es ese sueño que camina entre ellos sin que lo puedan tocar.... es eso que no podés tener cuando un día, un hecho, una circunstancia, la decisión de alguien más, te cambia la vida.
      Gracias por pasar, mi más fiel lectora, y no te vayas lejos, que el 21/8 hay más.
      Besos.

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