Contra-tiempo pte.8 / Asesino

Hace mucho que hago esto y, francamente, nunca estuve seguro de si alguna vez tuve opción. No sé hasta qué punto uno es libre de elegir y hasta qué punto las circunstancias eligen por uno. Hace mucho que hago esto, desde que cumplí 18 años, desde que Nicolás se convirtió en mi única familia, desde que un cuarteto de improvisados criminales, cuatro desquiciados, decidieron arrebatarnos a nuestros seres queridos. Definitivamente yo no elegí eso, estoy seguro de que mi familia tampoco, y difícilmente puedo decir si esos cuatro sujetos lo hicieron. Desde entonces todo fue cuesta abajo, fue el dar un paso y creer que sería el único, que podríamos detenernos algún día, que teníamos una meta, un final, pero sin darnos cuenta empezamos a transitar un camino que no tiene retorno, que nos obliga a seguir, que nos lleva a donde no elegimos ir. Nadie elige estar donde está, nadie sabe cuál es el papel que le toca, ni siquiera sabemos dónde comienza y cómo termina; según lo veo, todos recibimos nuestros guiones en la oscuridad y esperamos a que se levante el telón y se enciendan las luces para ver quienes somos y qué rol nos toca interpretar. No elegimos estar donde estamos, simplemente elegimos estar.

Me han llamado de muchas formas, al igual que el diablo he tenido muchos nombres, y lo que siempre me sorprendió es que nunca me llamaron "homicida". No somos muchos los que conocemos la diferencia entre "homicida" y "asesino", pero los que negociamos con la muerte tenemos aprendido de memoria que el primero es quien le quita la vida a una persona por motivos personales, adrede o no; mientras que el segundo lo hace por encargo y a cambio de un precio. Yo debo admitir que fui ambos. ¿Fui?

- El silencio no siempre es bueno, Agus, quiero que me digas qué ves aquí.- Dijo mi primo abriendo sus brazos como si quisiera abarcar toda la habitación.

Estábamos frente a la escena que describía el primer expediente. La víctima era un sujeto de unos 28 años, como de 1,68, 71 kilogramos, cabello rubio, tes demasiado pálida y un nombre que, tras agotar todo tipo de conexiones para descartar móvil y relación con las demás víctimas, decidí olvidar. Se dedicaba exclusivamente a reparar computadoras y a su cuerpo, casi no tenía amigos y difícil sería hablar de una relación sentimental en sus últimos años. La policía había hecho un gran trabajo con todos los casos, y este no era la excepción, habían investigado a fondo hasta descartar todos los móviles tradicionales, interrogaron a cuanta persona formara parte de su entorno y se cuidaron de no contaminar la escena más de lo debido. A más de 2 meses del hecho, de que este primer expediente surgiera, aún seguía prácticamente todo en su lugar. La escena se podía apreciar perfectamente. No se veían indicios de lucha, la puerta no estaba forzada y estaba casi todo perfectamente acomodado, lo que indica que la víctima conocía a su victimario. A juzgar por la ausencia de fotografías y la cama de una plaza, supongo que el sujeto vivía solo. Había sobre una mesita en el living un vaso usado y considerando los cubiertos aún sin lavar, había estado sólo en esa casa el día de su deceso. Estaba claro que conocía a su agresor y que todo sucedió momentos después de dejarle entrar, puesto a que ni siquiera lo invitó con una taza de café. La vivienda era pequeña, constaba de una pequeña cocina en la que había una lavadora, un living en el que sólo cabía un sofá y un viejo televisor, y una habitación sencilla de dimensiones reducidas y sin ventanas. Todo se veía muy humilde, pero limpio y ordenado, no parecía que faltara nada de valor, de hecho, me cuesta imaginar que alguna vez haya habido algo de valor en ese lugar.

- Primo, esto parece muy claro. El sujeto vivía solo, no tiene familia, conocía a la víctima puesto a que no hay daños en la puerta, las ventanas son pequeñas y no se evidencian signos de que haya habido una pelea. La víctima era joven, de complexión atlética y, como lo demuestra ese pequeño trofeo en esa enclenque estantería, alguna vez practicó artes marciales. Creo que habría podido defenderse si hubiera tenido oportunidad - Contesté de forma automática y con la mirada perdida. - Descartando el robo y no habiendo signos de que estuviera en alguna relación; considerando que no lo encontraron desnudo y que siempre mantuvo una buena relación con sus compañeros de trabajo; salta a la vista que no era alguien religioso y la policía constató que no forma parte de ninguna secta o culto... y, claro, no viendo que tuviera deudas de ningún tipo, es decir, es más que evidente que vivía de forma humilde, se nota que vivía con poco, pero da la impresión de que vivía hasta donde le alcanzaba y que parecía estar bien así. En fin, a lo que voy es que, si por mí fuera, descartaría el móvil pasional, la venganza o el dinero.-

- Eso nos deja sólo tres opciones: fue por poder, al azar o como medio para otro fin - Dijo Nicolás mirándome fijamente. - De todas formas, primo, creo que estás pasando por alto algo muy importante: esto fue un trabajo muy limpio, sin marcas, sin huellas, sin pistas, sin móvil aparente. Sospecho que es esa la razón por la que nos contrataron para este trabajo. Me refiero a que esto fue hecho por un profesional, Agus, alguien como nosotros, un asesino.-

A penas terminó de hablar, se arrodilló y recogió algo del suelo, se giró para mirarme y me extendió su enguantada mano como invitándome a mirar lo que había en ella. A penas pude notar un tímido brillo que se destacaba en la oscuridad de su guante y al tomarlo entre mis dedos logré identificar de qué se trataba, era un pequeño trozo de vidrio. Miré a mi primo desconcertado y lo vi deslizando su otro brazo por debajo del sillón, un segundo después ya había encontrado lo que buscaba, debajo del sillón encontró un reloj que parecía haberse roto tras una caída o por un fuerte golpe. Sus 3 agujas señalaban el número 12.

1 comentario:

  1. Ajháaa! Se pone interesante!

    Muy bueno el detalle de las 12 en el reloj.

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