En poco más de 40 minutos y mientras tomábamos café, nos explicaron que en 6 meses habría elecciones, que no era un buen momento para que la policía local se viera mal y que era la primera vez, en la historia de esta ciudad, que se enfrentaban a un asesino serial. 6 expedientes se deslizaron por la mesa empujados por el Sr. M y quedaron ante el inmutable rostro de Nicolás. Él los miró rápidamente y uno a uno me los iba pasando para que hiciera lo propio. Claramente estos 6 homicidios fueron cometidos por la misma persona, sin embargo dada la impresión de que algo no estaba bien, como si faltara una pieza clave de este raro rompecabezas.
- ¿Hay algo más que deban decirnos, caballeros?.- Preguntó mi primo, dirigiendo una educada pero fría mirada a nuestros clientes.
- No, eso es todo. ¿Usted cree que podrá resolverlo antes de las elecciones?.- Dijo el Sr. D.
- Sí, puede darlo por hecho - Afirmó Nicolás con aire altanero, mientras acercaba su encendedor al cigarrillo que el Sr. D se había llevado a la boca y lo encendía. - Siempre que se cumpla lo que acordamos. Confío en que no necesita que se lo recuerde, ¿verdad?.-
- ¡Ese es un tema del que ya hemos hablado! - A todos nos sorprendió un poco oír la voz del callado Sr. M. Sonaba un algo irritado y tajante, pero en ningún momento perdió su compostura. Tomando una bocanada de aire, como si le costara conservar la calma, continuó. - Cumpliremos con nuestra parte siempre que ustedes cumplan con la suya.-
No hubo más que decir, simplemente les estrechamos la mano, tomamos los expedientes y salimos del bar sin decir ni una palabra. Un palillo partido a la mitad, unos pequeños bollitos de papel y 4 tazas vacías, fueron los únicos testigos de un trato que podría cambiar más de una vida.
Ay, nonononono! Esto se pone interesantísimo y me queda un solo post para leer.
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